En septiembre de 1994 abandono Pozoblanco. Después de más de once años y de haber vivido allí la que para mí es la etapa profesional más intensa de mi carrera, dejo el Valle de los Pedroches y vengo a Málaga. Mi nuevo destino es el IES "Emilio Prados", centro en el que voy a permanecer hasta mi jubilación.
El traslado no sólo supone un cambio de lugar, sino mucho más. Representa un nuevo clima, un nuevo ambiente, unas nuevas costumbres, unos nuevos hábitos profesionales, un nuevo círculo de compañeros de trabajo, unas nuevas personas... He de reconocer que me costó trabajo hacerme a esta nueva situación y que, durante varios años, no logré encontrar ni el "clima" apropiado ni las circunstancias académicas idóneas que permitieran continuar aquí mi labor teatral como lo había hecho hasta entonces. Se podría decir que entre septiembre de 1994 y mi reencuentro con Enrique Girón, al finalizar el curso 1996-1997, mi actividad teatral entra en un "letargo" del que sólo despertará con la propuesta de Enrique de volver a hacer teatro juntos. Son años en los que, por el contrario, soy pródigo en otras actividades artísticas, como la pintura o la poesía.
La casualidad del destino hace que Enrique y yo coincidamos en la Universidad de Málaga, como miembros del Tribunal de Selectividad, en junio de 1997. Este reencuentro nos anima a encarar un nuevo proyecto, que irá haciéndose realidad a lo largo del curso 1997-1998, cuando estrenemos en el escenario del IES "Vicente Espinel", conocido popularmente como "Instituto Gaona", la obra "Caso de Oficio" (The Dock Brief), traducción y adaptación llevada a cabo por Enrique Girón de un guión radiofónico inglés. Como diremos años más tarde en "EntregaDos", era la primera vez que se representaba en España "Caso de Oficio".
Conjuntamente, y como miembros fundadores del grupo, allá por el año 1985, decidimos que sea la denominación "Callejón del Gato" la que siga nombrando e identificando nuestra nueva formación. Llegados a este punto, quiero ceder la palabra a mi amigo Enrique para que sea él el que, desde su punto de vista y sus vivencias personales, nos hable de esta etapa:
EL
TEATRO DA VIDA
Me invita, mi buen
amigo y compañero de escenarios, Juan García de la Coba, a que participe en un blog que acaba de iniciar, denominado Callejón del Gato, grupo del cual tuve
el honor de formar parte, a principios
de los 80, en Pozoblanco , Córdoba, y al
que sigo perteneciendo en la actualidad y que espero, sea, por muchos
años. Yo también, como Juan, sentí la pulsión de las tablas desde muy joven.
Fue en un colegio, en Granada, allá por
los años sesenta, cuando los curas nos
llevaron al Salón de Actos para ver a un
‘rapsoda’, es decir, un recitador, según dice el diccionario, que con su voz y
sus gestos nos dejó a todos sin aliento. En aquel momento, pese a mi enorme
timidez, decidí que aquello era lo que más me apasionaba en la vida. No mucho
tiempo después, ya en Madrid, me uní al grupo de teatro del colegio que quería
montar, ¡nada menos que Calígula! de Albert Camus, obra en la que yo hacía de senador romano (con dieciséis
años) pero que, por cosas de la época, no se pudo representar. Tuvieron que pasar
casi diez años para que, siendo ya profesor, de nuevo en Granada, hiciera por
casualidad, un papel y además de los importantes. Recuerdo que sentí una
emoción inenarrable cuando se oyeron los primeros aplausos. Me vine tan arriba,
que al año siguiente, para quitarme la espinita, hice de Calígula, también en
Granada. Desde entonces, ha llovido
bastante y no he dejado de pisar un escenario tras otro, compaginándolo con la
tarima de la clase. Autores como Woody Allen, Chéjov, Sinisterra, Casona, etc
etc , siempre permanecerán a mi lado
inspirándome con su sapiencia…Pero no nos desviemos del tema, tras mi destino,
en principio, definitivo como profesor
en Pozoblanco, donde por azares de la
vida, coincidí con Juan y donde compartí
escenario con él en Luces de Bohemia, como ya lo ha explicado él muy bien en su
introducción, me fui a Málaga a mediados de los ochenta y le perdí la pista.
Aunque Juan me comentara con frecuencia que quería vivir en Málaga, no supe de
él hasta mediados de los noventa cuando, por casualidad, bendita casualidad,
nos encontramos en un examen de Selectividad y a partir de ahí, yo, que llevaba tiempo en
‘secano’, me planteé que había que volver a los ‘ruedos’ y por ello, me
embarqué en la traducción de una obra
inglesa The Dock Brief (Caso de
oficio), en la que sólo había dos personajes y que estaban hechos a la medida
de nosotros. Sólo hicimos dos representaciones (algo que cariñosamente, Juan , me suele reprochar ) y puedo asegurar que ‘saltaron chispas’ sobre
el escenario. Habíamos madurado cronológica y artísticamente. Él, compaginado sus labores docentes con la
dirección de alumnos en muy diversas
obras de teatro, y yo, además de tratar de enseñar inglés, participando en
cuantas obras salían a mi paso, casi
siempre en mi instituto IES Vicente Espinel, más conocido como
Gaona. La química que hubo en Luces no
fue producto de la casualidad. Viendo como han sido nuestros trabajos
posteriores, creo que cuando dos actores se compenetran sobre las tablas, el resultado es
palpable…Desgraciadamente no hubo continuidad en nuestra relación teatral. La
obligaciones de cada cual hace que a veces las cosas no salgan como a uno le
gustaría. Tuvieron que transcurrir nada menos
que quince años para el feliz reencuentro (teatral). A punto de jubilarme, no me resignaba a dejar de trabajar con una persona del talante humano
y del talento artístico de Juan. Por ello, en un ejercicio de alarde y
osadía personal, me decidí a escribir una obra (por vez primera), que fuera un
poco resumen de nuestros anteriores trabajos juntos y también de otras obras en las que yo había participado o me hubiera gustado participar. Surge así, Entregados que, como su nombre indica,
hace alusión a la pasión que sentimos por
algo, en este caso, por el teatro. La
obra en la que había momentos distendidos y otros, muy dramáticos, nos exigió
un esfuerzo que se vio compensado por el resultado. No me corresponde a mí decir si la obra tenía
o no, calidad, pero lo cierto es que nos lo pasamos genial durante los ensayos y al parecer al público le gustó
bastante la representaciones que hicimos en ‘Gaona’ durante la ‘Noche en Blanco’, y en el
‘Emilio Prados’, unas semanas después. Tuvimos la suerte de contar para el
montaje y la representación, con Raúl
Guerrero Gálvez, antiguo alumno de Juan, quien, pese a su juventud, mostró
entonces una gran profesionalidad y hoy
sigue siendo un gran activo de la compañía. Así las cosas, decidimos continuar
actuando juntos bajo el sello de Callejón del gato y un año más tarde,
hicimos Desde el abismo basada en la obra ‘De profundis’ de Oscar Wilde con
adaptación de un servidor. La obra
nos dejó un sabor tan amargo (por su temática) que tras un paréntesis de un
año, por motivos personales míos, decidimos hacer una comedia, creemos que
ciertamente hilarante, que lleva por
título Desemparejados (Scheisse!),
basándome, o mejor dicho, inspirándome en ‘La extraña pareja’ de Neil Simon,
aquella comedia genial protagonizada por los, asimismo geniales, Jack Lemmon y
Walter Matthau. Creo que pocas veces, y me parece que Juan estará de acuerdo,
hemos disfrutado tanto con los ensayos de la obra, sobre todo, porque, gracias
a los integrantes del grupo, vamos
enriqueciendo el montaje poco a poco. Como
anécdota final, diré que, a veces, mis compañeros de fatigas teatrales se ‘me’
quejan de que el guión de la obra no esté cerrado hasta un poco antes del estreno. Soy un escritor
novel y como tal, mi inseguridad hace que piense y repiense aspectos de la obra y que,
a medida que vamos avanzando, se
me vayan ocurriendo cosas que pueden, en
mi opinión, mejorar la obra.
Creo, para terminar, que si uno
no disfruta actuando, el público tampoco lo hará. En el momento en el que
escribo estas líneas, quedan unos seis meses para el estreno de Desemparejados
en la ‘Noche en Blanco’ en Gaona. El grupo Callejón
del Gato, o lo que es lo mismo, Juan, Raúl y yo, os esperamos ese día. Felicito vivamente a Juan, por esta magnífica
iniciativa del blog de marras. ¡Larga vida al teatro!
Málaga, 23 de noviembre de 2015
Como ha dicho Enrique, desde este reencuentro y refundación del grupo "Callejón del Gato", con la puesta en escena de "Caso de oficio", en junio del 1998, y la actividad, más o menos continuada, que viene representada por el montaje de tres obras de las que más adelante hablaré, van a transcurrir quince años hasta que el grupo vuelva a realizar algo nuevo.
Siento que de "Caso de Oficio" no pueda ofreceros ninguna muestra gráfica. Por desgracia, no ha quedado en nuestras manos ninguna fotografía ni ningún vídeo que reflejen algunas de sus escenas. Lo único que de ella guardamos es su cartel anunciador, cuya imagen reproduzco al comienzo de este artículo.
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